Recortes: La alfabetización digital, según Inés Dussel


“Es importante pensar en una introducción de las nuevas tecnologías que no las considere solamente un recurso didáctico que amplía las posibilidades materiales del aula, sino también, y sobre todo, un ámbito productivo y recreativo de la cultura, la política y la economía contemporáneas que tiene muchos efectos sobre nuestras propias vidas, las de los docentes y las de los alumnos. En ese sentido, creemos que no es suficiente con “enseñar computación” y los programas de software (de nuevo, como si fueran técnicas asépticas y neutrales), sino que deberían sumarse otros saberes, disposiciones y sensibilidades que permitan enriquecer la vida de los alumnos, que los ayuden a plantearse preguntas y reflexiones a los que solos no accederían, y que les propongan caminos más sistemáticos de indagación, con ocasiones para compartir y aprender de y con otros”.

“(La alfabetización digital es) la educación que permite conformar una relación crítica y productiva con las nuevas tecnologías (…) Es fundamental que las escuelas propongan una relación con la tecnología digital significativa y relevante para los sujetos que las habitan. La ‘alfabetización digital’ debería ayudar a promover otras lecturas (y escrituras) sobre la cultura que portan las nuevas tecnologías, que les permitan a los sujetos entender los contextos, las lógicas y las instituciones de producción de esos saberes, la organización de los flujos de información, la procedencia y los efectos de esos flujos, y que también los habiliten a pensar otros recorridos y otras formas de producción y circulación”.


Inés Dussel, doctora en educación, De la primaria a la EGB: ¿Qué cambió en la enseñanza elemental en los últimos años?, en Diez miradas sobre la escuela primaria (2006).

¿Por qué Don Quijote?


(Por Alexis Oliva)


Don Alonso Quijano, lector compulsivo de libros de caballería, es quizás el primer caso de alienación mediática -al menos en la historia de la literatura-, además de eso que los lingüistas llaman “recepción pragmática” (el niño que luego de ver a Superman se pone una capa, el calzoncillo sobre el pantalón y se arroja desde el techo de su casa; o peor, el que juega al Counter Strike y después acribilla a sus compañeritos en la escuela).

Hoy, en un tiempo en que se encienden alarmas sobre la adicción a la tecnología y los medios de comunicación, vale la pena tener presente al ingenioso hidalgo, sobre todo cuando se emprenden desafíos preñados de futuro.

Porque la alienación de Don Quijote no era para nada pasiva, sino activa y justiciera, tal como cabe esperar de cualquiera que se dedique a esa quijotada llamada educación.

Dejemos, entonces, narrar al propio creador, Miguel de Cervantes Saavedra, el momento crucial, el instante fecundo en que su personaje pierde el juicio y gana heroísmo:

“Es pues de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso -que eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto que vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber de ellos (…)

Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. (…)

En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. (…)

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el mundo de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama”.
(Don Quijote de la Mancha – Primera Parte – Capítulo Primero).







"Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello".



-¿Por qué nos resulta tan familiar la situación?

-¿Cuántas veces enfrentamos dificultades que nos hacen pensar que nuestro trabajo es una quijotada?

-¿Cuántas otras sentimos que, a pesar de todo “género de agravio”, “ocasiones y peligros”, igual vale la pena?

-¿Qué necesitamos para enfrentar los molinos de viento que obstaculizan la tarea?


Globalización, acceso a las TIC y humanidad



El corto de la iraní Samira Makhmalbaf es el que abre esta película colectiva, realizada en 2002 por 11 cineastas de distintos países y con una duración simbólica (11 minutos, 9 segundos y 1 imagen) que evoca la fecha del ataque al World Trade Center, donde murieron cerca de tres mil personas.

La directora es una joven cineasta nacida en 1980, que dirigió su primer filme (La Manzana) a los 17 años. Invitada para este proyecto -en el que no defraudan los cortos de nombres consagrados como Claude Lelouch, Ken Loach y Sean Penn-, Makhmalbaf se despacha con una brillante y provocativa historia donde una maestra afgana se empecina en que sus alumnos de primaria se conduelan con las víctimas del atentado ocurrido en la víspera.

Los pequeños -irónicamente, casi seguros destinatarios de la inminente represalia del 11-S- no alcanzan a comprender qué ha ocurrido, se conmueven por dramas más cotidianos y se terminan embarcando en una profunda discusión teológica, desalentada por la docente que les reprocha su insensibilidad. Ellos no saben lo que es un teléfono celular, pero conocen por obligación -económica y prontamente bélica- la tecnología del ladrillo.

“Quería mostrar cómo una niña oriental, que nunca ha visto Nueva York ni sus torres, que lo ignora todo acerca del modo de vida occidental, se ve afectada por el proceso de mundialización, cómo esos acontecimientos pueden cambiar el curso de su vida. Quería mostrar cómo la destrucción de dos torres en una ciudad occidental puede provocar la destrucción de muchas ciudades en Oriente”.

Esto expresa la directora, pero su trabajo va más allá y genera preguntas que interpelan a la posición de cualquier docente frente a cuestiones como la globalización, la tecnología y la información:

-¿Es significativa para los niños la información que transmite la maestra?

-¿El acceso a las TIC garantiza una incorporación autónoma y creativa al universo de lo global?

-¿El estar bien informados presupone una mayor sensibilidad frente a los dramas humanos ajenos?

La batalla comienza

"Ladran, Sancho... señal que blogueamos"
(Ilustración: Salvador Dalí)


Allí va nuestra valiente pareja ETT -integrada por el pedagogo Don Quijote y el técnico Sancho Panza- a punto de iniciar su tarea en el Ipem "Miguel de Cervantes" en algún remoto paraje de la Córdoba de acá.

Arduo y peligroso ha sido el camino hasta llegar aquí. En su periplo, han debido enfrentar los obstáculos de una geografía agreste, incendios forestales, paros de transporte, piquetes agrarios, automovilistas enloquecidos, entre otras calamidades, sólo alimentados por la magia del Concierto de Aranjuez que los acompaña en sus i-pod, mientras del pecho del Ingenioso Hidalgo cuelga como un relicario un pendrive con una foto jpg de la bella Dulcinea.

Ellos acaso no saben que su lucha cruel y mucha recién empieza. Ahora deberán superar pruebas más difíciles y enemigos más poderosos: los molinos de viento de la ignorancia y las fortalezas de los prejuicios contra todo lo nuevo, lo que representa el cambio, lo que significa futuro.

Pero en sus alforjas llevan (además de los cmap, las webquest y los weblogs) un arsenal de sueños y esperanzas de educar y aprender (o por lo menos, morir dignamente en su ley... Nacional de Educación).

Aquí comienza su aventura...